Integración de los pequeños: ganar en competitividad


Hernán Rojas Olavarría 
 
Director Nacional de Instituto de Desarrollo Agropecuario
Existe consenso técnico y político en torno al proyecto de convertir a Chile en una potencia agroalimentaria y forestal. Para esto se ha trabajado en una alianza público–privada consistente, eficiente y sostenida.
Los resultados son un sector agroalimentario que se inserta en los mercados más exigentes del mundo y que no ha dejado de lado el mercado interno.
La agricultura chilena puede desarrollarse más. En esto ha sido y es clave la incorporación progresiva de los pequeños productores. El sector público y privado entendieron que esto, lejos de ser una visión paternalista, corresponde a una estrategia para cumplir este objetivo país.
Este sector posee el 44% de la tierra, el 55% de los animales, más del 20% de los activos en maquinaria e infraestructura, y tiene acumulación de conocimiento de cómo hacer agricultura y capacidad de emprender e innovar.
Actúa en variados frentes, como proveedores directa o indirectamente de materias primas a mercados locales, ferias libres, tiendas de especialidad, supermercados, restaurantes, y también para la agroindustria de exportación. Es elaboradora de productos procesados de calidad y diferenciados. Uno de sus grandes exponentes son los productos Gourmet. Es oferente de mano de obra calificada y diversa para labores de la cadena agroalimentaria.
También hay que visualizarla como un componente vital en la conservación del patrimonio fitozoosanitario y mediomabiental. Están físicamente en todos los rincones del país con interacciones con la salud animal y sanidad vegetal, la inocuidad, los recursos naturales, y la biodiversidad.
Por eso para sacarle todo el potencial a esta parte de la agricultura, hay que contar con políticas públicas flexibles que adapten las plataformas de servicios en búsqueda de resultados e impacto y así superar las brechas de competitividad.
Un ejemplo de esto es que el Estado, a través del Ministerio de Agricultura, cuenta con acuerdos con gremios agroindustriales y de venta al detalle para establecer relaciones técnicas y comerciales, entre una determinada empresa y un grupo de pequeños productores. El Estado cofinancia la asesoría técnica que cada empresa entrega y monitorea los resultados. A la fecha, se han establecido más de 20 alianzas con más de 1.500 pequeños productores en todos los rubros y va en aumento progresivo. Un estudio de la Universidad Católica demostró el alto impacto de esta iniciativa.
Claro que existen desafíos: aumentar los actores involucrados, tanto de la pequeña agricultura como del resto de la cadena. El foco en este sector debe seguir siendo en la obtención de estándares de producción de calidad, la cual deber ser fijada con claridad, simpleza y equidad. En lo comercial, hay que establecer espacios formales de relaciones comerciales transparentes y fluidas. En esta línea, el desarrollo asociativo de la pequeña agricultura, es fundamental, como lo es aumentar también los espacios comunes para la generación de conocimiento técnico y comercial.
No es posible lograr ser una potencia agroalimentaria sin la pequeña agricultura; en todo caso, en esta apuesta todos ganan.
Fuente: http://blogs.elmercurio.com/revistadelcampo/2009/11/02/integracion-de-los-pequenos-ga.asp


CAA-AGRO-PUCV-2009.